El pueblo cuenta
N° 20 Año 2
Mayo de 2019
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
Lago Titicaca - Bolivia
SUMARIO
El Sol y la Luna
Invasiones Aimaras
El Sol y la Luna
El Pueblo Aimara cuenta leyendas que dan cuenta del origen de los habitantes del valle del Cuzco en Perú. Los dioses Inti (el Sol) y Quilla (la Luna) compartían una mutua pasión, que se consideraba imposible, debido a que nunca se podrían encontrar, porque ella salía de noche y él circulaba sólo de día. Sin embargo, una profecía decía que ambos se amarían y de ese encuentro nacerían un niño y una niña en el Lago Titicaca.
Lago Titicaca
En ese anunciado día la tierra se oscureció y Quilla se unió con Inti. Y así fue que en el Lago Titicaca aparecieron un joven apuesto y fuerte: Manco Cápac y una doncella hermosísima: Mama Ocllo. Su padre, Inti, les ordenó que adiestrasen a los ignorantes humanos en distintas artes. Él debía enseñar a los varones el cultivo de la tierra y la crianza de animales. Ella, a las mujeres: hilar, tejer y trabajar en las labores domésticas.
Mama Ocllo Y Manco Cápac
El dios Sol habló de este modo a sus hijos: Llevadles a los hombres la luz del conocimiento. Ilustradlos en la religión verdadera y dadles un orden según leyes, pues sin ellas no hay vida en la tierra. Pero Inti no sólo les dio consejos a sus hijos. También les entregó una vara de oro, cuya función era señalarles una tierra fértil. Este bastón se debía enterrar en el lugar que indicara el fin del peregrinaje y se fundaría su capital.
Manco Cápac
De este modo Manco Cápac y Mama Ocllo iniciaron el viaje, que duró meses. En cada lugar que al hijo de Inti le parecía pertinente, dejaba caer la vara, sin obtener el resultado esperado. Así continuaron su viaje hacia el norte del lago sagrado, a través del país de los urus, el país de los collas y el país de los aimaras, donde no recibían una buena acogida a su paso.
Mama Ocllo y Manco Cápac
El Pueblo Cuenta que Manco Cápac y Mama Ocllo debieron de atravesar ciertos lugares por cavernas y túneles. Marchando durante la noche por sectores donde no eran bien vistos. Desde una de esas cuevas: Tambotoco (lugar del origen) que se encuentra en Pacaritambo, el primer Inca y su esposa emprendieron el que fue su viaje final.
De aquí en adelante los hijos de Inti y Quilla comenzaron el viaje hacia el valle del Cuzco. Allí Manco Cápac dejó caer el cayado de oro, que se enterró hasta casi desaparecer bajo el suelo. Por haberse cumplido la condición impuesta por su padre, el primer Inca fundó allí la ciudad del Cuzco, el ombligo del mundo, en honor a los
dioses.
Esta leyenda que el Pueblo Aimara Cuenta, también es narrada por otros relatos incaicos. En ambos casos los relatos americanos recuerdan en el nacimiento de los hermanos Mama Ocllo y Manco Cápac en el lago Titicaca, el de Afrodita (Venus) en el mar. Además, la enseñanza de las tareas que, según el género, debían realizar los humanos, se asemejan a las instrucciones de Palas Atenea (Minerva).
Invasiones Aimaras
Aimaras
Las invasiones realizadas por los Aimaras en el siglo XII en territorio incaico, trajeron elementos culturales que posteriormente fusionaron con los locales. Pero también destruyeron otros e interrumpieron procesos y labores de construcción, como el Edificio correspondiente al templo en Tiahuanaco que quedó interrumpido por la el ingreso de la primera etnia Inca en Cuzco (una caravana de inmigrantes llegados del altiplano Tiahuanaco).
Templo aledaño al lago Titicaca
Este estado fue invadido y asaltado por enormes oleadas militares procedentes del sur, (actualmente Tucumán, en el noroeste de Argentina y Coquimbo, en el norte de Chile). Dichos grupos serían de la etnia Aimara. No se sabe con exactitud qué los motivó a moverse. Probablemente haya sido buscar mejores tierras al norte y desplazar a los de Tiahuanaco, o los cambios climáticos, o quizás la intrusión de otros pueblos.
Puerta del Sol en Tiahuanaco
Cualquiera que haya sido la causa, los Aimaras atacaron repentina y contundentemente logrando ganar todo el territorio de El Collao para ellos, mientras tanto los Taipicala o Tiahuanacos se vieron obligados a emigrar por el norte. Evidencias arqueológicas descubiertas en 1845 por Francis de Castelnau y confirmadas por Max Uhle prueban que Tiahuanaco fue atacado cuando aún estaba poblado.
Francis de Castelnau
Taipicala
Max Uhle
Las invasiones sureñas de los Aimaras representaban una amenaza. Por esa razón la aristocracia Taipicala, junto a sacerdotes y algunas familias o ayllus buscaron refugio en el noreste, navegando por las aguas del lago Titicaca para instalarse en una de sus islas. Allí se establecieron por algunos años. Tras la estabilidad en el altiplano andino, se expandieron hacia el norte, obligando a huir a los Taipicala. De ahí, partieron en un largo éxodo desde las costas lacustres de El Puno, Perú hacia el Oeste.
El Puno
Ante el desalojo de los Tambo Toco, Manco Cápac formó un grupo integrado por unas diez familias, que llegaron a Huanacancha. Allí el jefe tomó como esposa a Mama Ocllo, su hermana, y también a otras mujeres más. En ese lugar permanecieron algunos años. Ese pequeño reino fue la siguiente parada del grupo. Sinchi Roca, nieto del sol, celebró su primer corte de cabello (rutochicu).
Mama Ocllo y Manco Cápac
Sinchi Roca
Manco Cápac con su pequeño ejército, tras hacer una parada en el pequeño reino de Pallata, atacó a las comunidades del valle del Cuzco, que reunía excelentes condiciones climáticas y suelos fértiles. Por eso decidió establecerse allí. Más tarde atacaría comunidades aledañas, provocando temor en otras, que cedieron voluntariamente algunas parcelas más.
Tambo Toco (Lugar de Ventanas)
Una vez tomado el valle, se alió con los pueblos vecinos y opositores, mediante matrimonios de sus jefes con las mujeres Taipicalas. Sin embargo, su estabilidad en el Cuzco se dificultaba por los constantes ataques recibidos de otras etnias que querían expulsar a los invasores. El señorío más extenso era el de Ayamarca, que por su tamaño dominaba el lugar. Más tarde, esa pequeña comunidad sería denominada Inca.
Taipicalas