El pueblo cuenta

N° 36 Año 3

Setiembre  de 2020

 

Texto: Alicia Grela Vázquez

Imagen: Elsa Sposaro


Algarrobo


SUMARIO


Diaguitas
Leyenda del algarrobo
Mitos Calchaquíes
El Llastay y la Mama Sara


DIAGUITAS


Los Incas impusieron el término Diaguita, voz de origen quechua. Ese exónimo fue divulgado luego por los conquistadores españoles para designar a un conjunto de pueblos independientes que hablaban un idioma común: el cacán. Se ubicaban en los valles Calchaquíes, en el noroeste de la República Argentina y en el Norte Chico de Chile.


Distribución de los lenguajes andinos


Los Diaguitas resistieron a la conquista española y comenzaron las tres Guerras Calchaquíes, desde 1560 hasta 1667. En 1561, formaron un gran ejército al mando de Juan Calchaquí aliado del jefe omaguaca Viltipoco y rechazaron a los invasores hasta Santiago del Estero. Pero en 1665 los conquistadores los vencieron. Los castellanos encontraron una última resistencia en el español Pedro Chamijo.

Estrella Diaguita en Vinchina, La Rioja


Pedro Chamijo Bohorques se convirtió en caudillo Diaguita (o titakin). Pero él y sus guerreros Calchaquíes fueron derrotados y el jefe, al ser capturado por los españoles fue condenado al garrote vil en el Perú.  Los vencedores utilizaron una práctica que habían empleado los Incas, dividieron y desarraigaron a los Diaguitas. 


 

Alfarería. Cerámica Diaguita – Museo de los Valles Calchaquíes


Una tribu fue obligada a caminar más de 1.200 kilómetros desde Tucumán hasta Buenos Aires, a la localidad de Quilmes, por los pobladores norteños que fueron extrañados. Algunas parcialidades fueron tratadas con algo más de indulgencia, por no haber participado en el conflicto. Los Amaicha, pudieron permanecer en sus territorios ancestrales en el sector de Valles Calchaquíes en la provincia de Tucumán.


Tejido de telar 


Otros Diaguitas encontraron refugio en el Chaco Austral aliándose con etnias pámpido chaqueñas como los Abipones y Emokovit o Mocovíes. Por esto fueron los alzamientos chaqueños, al terminar las Guerras Calchaquíes. Uno de estos levantamientos destruyó la ciudad de los conquistadores españoles: Concepción de Buena Esperanza. 


Vivienda Diaguita en los Valles Calchaquíes



Leyenda Diaguita del Algarrobo


El Algarrobo y su Fruto


En tiempos muy antiguos la tribu Diaguita, que tenía un lugar de privilegio por su industrioso ingenio, incurrió en excesos y abandonó sus deberes. En lugar de servirse del maíz para emplearlo como alimento, se pusieron a fermentarlo. Inventaron la chicha y la bebieron. Después, no dejaron de hacerlo y sufrieron las consecuencias de las borracheras.


El Maíz y la Chicha


El Dios Diaguita envió sobre sus campos una sequía esperando que el Pueblo Calchaquí recobrara su distinción y nobleza, Por varios años cerró los cielos y no dejó caer a la lluvia Se perdieron todas las siembras, los ríos se secaron y la hierba se secó. Los animales y los hombres morían de hambre y de sed. 

Calchaquíes trabajando


Todo era desolación y pavor. Entonces los llantos y gritos de las mujeres, que clamaban por sus hijos y esposos, se elevaron hasta el Supremo Espíritu, que vio al pueblo castigado. Para aliviarlo sumió a las indias en un letargo profundo. Al despertar del sueño se vieron sorprendidas al hallarse en un algarrobal, con árboles desconocidos cargados de frutos maduros. 


El Algarrobal


El Señor se les presentó entonces y se cuenta que les habló a las mujeres de esta manera: Aquí tienen en abundancia un árbol que  a todo el pueblo le permitirá saciar el hambre y la sed. Digan a sus maridos que el maíz es un fruto para el alimento diario, y que aquel que abuse de la chicha, será maldecido para siempre.




Desde entonces, el
algarrobo da pan al pobre y en el estío un sabroso refresco en los intensos calores. Sus frutos son un importante alimento, usado por los pueblos originarios. Aún ahora, con  el agregado de harina y agua se hacen dulces, postres y bebidas alcohólicas como el arrope. La madera de ese árbol sirvió para fabricar objetos y para la producir leña o carbón.


Mitos Calchaquíes

La Pachamama 

El arqueólogo Adán Quiroga, afirmó que, para los pueblos originarios del noroeste argentino, como los Quichuas, la Pachamama es la Madre Tierra. Ella era también  la deidad máxima de los habitantes de los cerros peruanos y del altiplano boliviano. Pacha es Universo, el mundo, el tiempo, la energía y el lugar. Mama es una diosa que produce y engendra.  


 

 

Pachamama es una deidad designada por un término que debe ser traducido como Madre de la Tierra, del Lugar, de los Cerros. Así es como la llaman los Calchaquíes. Su morada está en el Cerro Blanco (Nevado de Cachi). El Pueblo Diaguita Cuenta que en la cumbre hay un lago habitado por un toro de astas doradas, que brama y de su boca salen nubes de tormenta. Ella lo protege para que cuide los tesoros de los abuelos...



El Coquena 


La deidad protectora de los camélidos americanos: alpacas, guanacos, llamas y vicuñas, es el Coquena, un enano de rasgos indígenas, vestido de casaca, calzón, escarpines y sombrero. Él también calza ojotas como un duende. Anda silbando por los cerros y mascando coca continuamente. Procura ocultarse de la mirada de los hombres. Vigila con celo el ganado de los cerros, en el paisaje andino. 


 


El Pueblo Diaguita Cuenta que cuando a lo lejos se ve moverse las tropas de animales sin un pastor que las conduzca, es que Coquena las arrea hacia sitios de mejores pasturas. Es raro encontrarse con él, pero si eso ocurre se lo toma como un mal augurio. Su visión no dura más que un instante, porque de inmediato se transforma en un espíritu. 

Aunque el Coquena castiga con dureza, también sabe otorgar bienes. Las víctimas de sus nefastas acciones son los cazadores que, con armas de fuego, diezman a los seres que él protege: alpacas, guanacos, llamas  y vicuñas. También penaliza a los arrieros abusan cargando demasiado excesivamente a sus animales. Mientras que, a los buenos pastores, dicen los Calchaquíes que los premia dándoles monedas de oro.


El Llastay y la Mama Sara 
El Llastay

 


El mito del Llastay como todas las divinidades aborígenes, no es un producto caprichoso de la imaginación. Es el hijo de la montaña abrupta y en su seno busca su cuna mítica. Intervinieron en su creación la piedra desnuda y la tormenta, las nieves del invierno y el sol radiante, los vientos blancos que soplan desde las cumbres, con un hálito de muerte y la neblina sedante, que parece brotar de las quebradas.


El Llastay es hijo, sobre todo del alma de los hombres, en plenitud de la soledad y del infinito. El Pueblo Calchaquí Cuenta que él es el rey o el genio protector de los animales útiles de la montaña, que los gobierna, los guía y dispone de ellos. Él es amigo de los hombres, que pueden tener algunas de sus criaturas protegidas por sus rituales.



Mama Sara o Mamazara o Saramama



Mama Sara es el nombre para el conjunto de Menhires que en la región del Noroeste Argentino se levanta en medio de las labranzas para protegerlas. El Pueblo Calchaquí Cuenta que Mamazara es la madre del maíz. Saramama se eleva a las puertas de los cultivos, un tanto inclinada, como queriendo volver a la tierra, para que su acción sea más eficaz. 



El Pueblo Diaguita Cuenta sobre la Mama Sara que la creencia popular le otorga el poder de propiciar las lluvias. Así desempeña su rol de madre de los cultivos, especialmente del maíz. Por eso es objeto de grandes ofrendas en tiempos de sequía, mientras se conjura al Chiqui, que es quien hace que todo venga mal para el agricultor. 

Estas piedras, según El Pueblo Calchaquí Cuenta, tienen por virtud, cuidar celosamente los campos cultivados y hacer que la lluvia caiga en ellos.  El maíz ha sido para los antiguos habitantes de gran importancia en su dieta. Así consta en los registros de la época de la invasión española.  Según las crónicas, la tierra era dividida en parcelas y distribuida a las familias.




Estas voces han pasado del aymará al quechua y reflejan su origen arcaico. La Saramama era una divinidad femenina, cuyo culto  era fálico, por las propiedades generativas atribuidas. Los cronistas refirieron que cada hogar tenía una figura cubierta de maíz o un vaso en forma de mazorca, representando lo relativo al bienestar cotidiano. De ahí la abundancia de las huacas o menhires en los campos. 


Los Menhires se relacionan con la Mama Zara, la diosa del maíz, y con el Culto al cráneo. Las piedras talladas en los valles  Calchaquíes,  sobre todo en El Tafí y El Mollar. Ambrosetti encontró y registró por primera vez en el año 1897 a estos monumentos megalíticos que algunos arqueólogos refieren al culto al falo. Tienen grabados y pinturas con figuras geométricas, zoológicas y antrópicas.


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