El pueblo cuenta N° 41

 El pueblo cuenta N° 41

Año 3
FEBRERO 2021


Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Artesanía Quechua


SUMARIO

El Pueblo Quechua

Pacha Mama Quichua

Leyendas Quichuas

Una tradición (Tanicu)


El Pueblo Quechua


Distribución Geográfica



Quechua o quichua es un etnónimo que designa a los pueblos originarios de Los Andes y los Estados de Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina, Chile y Colombia. El nombre derivado de la familia lingüística quechua, extendida por una gran parte de la región cordillerana de Sudamérica y se relaciona con el Imperio Incaico.



La variante quichua del nombre quechua se utiliza parcialmente en Ecuador, en el Perú y en Argentina. La conquista impuso el cristianismo y desde la época de la colonia casi todos los quechuas de los Andes han sido nominalmente católicos. Sin embargo, las formas religiosas tradicionales persisten en muchas regiones, mezcladas con elementos cristianos. 


 

Los grupos étnicos quechuas también comparten las religiones tradicionales con otros pueblos andinos, en particular la creencia en la Madre Tierra (Pachamama), que otorga fertilidad a quienes regularmente le hacen ofrendas quemadas y libaciones y en Viracocha, Señor Maestro del Mundo, dios de la claridad y ordenador del universo. 




Además, los espíritus de montaña (apu), el dios sol Inti, (sol) y otras deidades locales menores (waka), son venerados especialmente en el sur de Perú. Los quechuas llegaron a un acuerdo con su repetida experiencia histórica de la tragedia en forma de varios mitos como el de Nakaq o Pishtaco, el asesino blanco, que chupa la grasa de los cuerpos de indígenas que mata.





Pacha Mama Quichua




El término Pacha Mama está formado por los vocablos Pacha que en Quechua significa universo, mundo, tiempo, lugar, y Mama: madre. Varios autores acuerdan en considerar a la Pachamama como una deidad andina, que en su aspecto simbólico se relaciona con la tierra, la fertilidad, la madre y lo femenino.





En la Quebrada de Humahuaca, los ritos a Pacha Mama se relacionan con el modo de vida de los pueblos indígenas y campesinos y, específicamente, con la producción agropastoril. La creencia en la Pachamama es tan extendida que Rodolfo Merlino y Mario A. Rabey hablaron en 1978 del pachamamismo de los campesinos de Jujuy.




Adán Quiroga acotó que Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es madre. Y agregó que la Pacha Mama es un dios femenino, productora y generadora. Su morada está en el Carro Blanco (Nevado de Cachi). El Pueblo Quichua Cuenta que en la cumbre hay un lago que rodea a una isla habitada por un toro de astas doradas que bramando emite nubes de tormenta.





Según Manuel Rigoberto Paredes Iturri  el mito de la Pachamama debió referirse primitivamente al tiempo, tal vez vinculado con la tierra: el tiempo que cura los dolores, que distribuye las estaciones y fecunda. Pacha significa tiempo en kolla. Pero con el correr de los años, las adulteraciones de la lengua, y el predominio de otras culturas, se confundió con la tierra.





Alfredo Carlos Moffat agregó que con respecto a las teorías explicativas de la naturaleza y de las religiones nativas, la técnica metabolizadora del sistema de poder ha reformulado la metafísica originaria de nuestras poblaciones nativas; la Iglesia Católica ha ido llenando en nuevos moldes católicos y europeos las antiquísimas estructuras míticas de nuestro pueblo no europeo. 



 



Un ejemplo típico de este remoldeo de mitos lo constituyen las fiestas anuales de celebración de la Virgen María en Salta y Jujuy, donde, pese a la imagen de la virgen y al sacerdote que guía la columna, la ceremonia corresponde más a los rituales indígenas de la  que a la europea Virgen María.


Pues el consumo de coca y alcohol, el regar con aguardiente y el enterrar ofrendas de comida alrededor de la imagen, corresponde al culto pagano indígena de la Pachamama y no al ritual cristiano europeo de la Virgen que no tiene relación con las ceremonias de fecundidad de la tierra, y más bien niega toda idea de fertilidad, pues consagra a la virginidad como propuesta. 



 



Propuesta que, por otra parte, no tiene sentido en la cultura quechua, que, por el contrario, tiene instituciones prematrimoniales como el irpa Sirse (casamiento de prueba) que anulan el valor de la virginidad. Esta está evidentemente relacionada con el concepto de propiedad privada, que no existe tampoco en las organizaciones comunitarias indígenas, verdaderas cooperativas de trabajo.



 



En las ofrendas a la Pachamama en Tilcara, Jujuy, Argentina, primero se abre la boca de la tierra, en el lugar designado para alimentarla. Alrededor del pozo se disponen la comida y bebida. Los presentes encienden un cigarrillo, que se coloca encendido alrededor (para que ella fume). Hay que consumirlo hasta el final, si no sucederá una desgracia o incluso la muerte.





Se sahúma el lugar con hierbas colocadas en una olla que hace de brasero. Al lugar se acercan los ofrendantes en parejas, que piden permiso a la tierra y a los presentes y salpican el hoyo con alcohol, y colocan hojas de coca y a yicta (o yista) pasta formada con cenizas de algunas plantas y papa para agregar a la coca y se mastica. 





Luego los asistentes les alcanzan cuencos con alimentos. Los oferentes vierten un poco en la tierra. Y arrojan las bebidas (vino, jugo, chicha). Al finalizar, toman, para brindar con la Pachamama y tiran papel picado sobre la cabeza, para que no falte la alegría. Cuando todos ya han presentado sus ofrendas, se inicia el canto de copleros y se comparte un almuerzo. 





Leyendas Quichuas




Hualichu


Hualichu es un vocablo quichua ingresado en el habla trasandina y patagónica para designar a un genio maligno, al cual los Quichuas consideran  el autor de todas las desgracias, especialmente, cuando los daños coinciden en caer sobre una misma persona. El Pueblo Cuenta que se lo pudo equiparar al Huecú de los chilenos. Es un maleficio que, aplicado a las aguas, las hace no potables y se supone actúa sobre el hombre que, soporta una desgracia tras otra.


La tradición afirma que el Hualichu o Gualicho exige sacrificios para evitarlo. Por esa razón, en algunos lugares el viajero suele encontrar árboles de cuyas ramas penden innumerables hilos de colores, hilachas de género, dijes baratos o flores de papel como aportes que se le dedican para evitar su influencia maligna.


Contra el Gualicho



Runa Uturunco


El Pueblo del Noroeste y la región de Cuyo cuenta la leyenda del hombre que, por arte de magia, se transforma en un tigre o en un puma. El objeto que tiene el poder de mutarlo es un cuero de alguno de esos animales. La persona que se revuelca en él, diciendo unas palabras secretas, se levantará como un feroz felino. 




Berta Vidal de Battini dijo que: El cuero de poder diabólico forma parte de la personalidad del hombre y cuando se lo queman se entrega para que lo maten: es un don adquirido en un trato con el diablo. Son numerosos los relatos que se cuentan aludiendo siempre a un tiempo pasado. En la tradición se conoce con los nombres de hombre tigre, hombre gente y el quichua Runaturunco.





La leyenda del Runa Uturunco cuenta que es sólo se convierte de noche. Entonces sale a buscar personas para devorarlas. Prefiere morder a gente que está sola en los caminos boscosos. Para distinguirlo de un puma basta ver sus patas o sus huellas, pues tiene cinco dedos y no cuatro. ​Algunas fuentes dicen que es bípedo. Para esto el brujo debe de vender su alma al Diablo.


Según algunas versiones, Runa Uturunco puede volver a su forma humana cuando amanece. Pero  se convierte en vampiro y mata a su presa. Para vencerlo se lo debe besar en todo el cuerpo. Es vulnerable a las balas. En 2018, Claudio Bertonatti lo eligió para ilustrar la tapa de su libro Folklore de Catamarca.




Una Tradición (Tanicu)


Una tradición – Sixto Palavecino - Conjunto Sentimiento






Chacarera Contemporánea

 Sixto Palavecino 

1. Mi tata me dijo un día,

el año pasáo nomás:

Primer Domingo de Octubre,

no nos descuidemos más.

 

2. Resulta que cuentarancu

en casa se han descuidáo,

cuando menos pensarancu,

Tanicu se ha apoderáo. 


   Resulta que se contaba

en casa se han descuidaó,

cuando menos se pensaba,

Tanicu ya se ha apoderáo.


3. "Qué es Tanico", taporani,

tuve esa curiosidá,

contestara llullas "cani 

huahuay la necesidá".


  "¿Qué es Tanico?", pregunté,

tuve esa curiosidá,

contestó mintiendo: "soy,

mi niño, la necesidá".


4. Mi tata dijo esa vez:

tucuy huatas carecieron

porque micuyta Tanicuy

en su puncháu no le hicieron.


Mi padre dijo esa vez:

todos los años carecieron

porque mi comida a mi Tanicu

en su Día no le hicieron.


5. Con mi tata llojseraycu 

en el puncháu del Tanicu,

para ver esos festejos

fuimos hasta Don Anicu.


Con mi padre los dos salimos

en el Día del Tanicu,

para ver esos festejos

fuimos hasta Don Anicu.

6. ¡Si vieran qué comilona!

Tucuy laya micuy cara,

las ollas de alcucu llenas,

ancha canca y empanadas. 


¡Si vieran qué comilona!

Todo tipo de comidas había,

las ollas de alcucu llenas,

mucho asado y empanadas.


7. Tanicu petisu cascka

llatansaya chaquisapa

tullu porque sullususcka

sombrerudo y umasapa. 


Tanicu (había) sido petiso,

dicen que va quedando desnudo, patón,

flaco, porque te (han) parido antes de tiempo,

sombrerudo y cabezón.


8. Y esta es una tradición

que yo he visto en Salavina,

todos los años festeja

la familia campesina.

 


Esta chacarera nos presenta el complejo mito ritual del Tanicu, propio de la zona sur mesopotámica, en la costa del Río Dulce (Salavina, Barrancas, Villa Atamisqui). Tanicu es el "dios de la carestía". Andrajoso, descuidado, flaco, es la reunión semiótica de la miseria. No se lo ve claramente, merodea el vecindario, se lo siente, se lo escucha. En el mes de octubre, cuando aún no hay nada recogido de las siembras de agosto y septiembre, y cuando las últimas provisiones se han acabado o están llegando a su fin, se celebra al Tanicu el primer domingo de octubre.


La fiesta del Tanicu no es propiamente para él, sino para que él no venga. A la casa en la que él nota que hay fiesta y mucha comida, no se arrima. En caso contrario, él llega y "se apodera de la casa". Las consecuencias serán nefastas: un año de necesidades y de grandes dificultades de todo tipo. Es decir, que la fiesta ritual es un conjuro de la miseria. Opuesto a los rituales de los "primeros frutos", en que se celebra la llegada de la abundancia y los dioses que la hacen posible.


Los vecinos se visitan, con gran griterío de fiesta, comen y beben en abundancia a lo largo de todo el día. Vienen parientes de las ciudades más grandes, en muchos casos, migrantes, originarios de esta zona. Desde el amanecer hasta entrada la noche, una olla hierve permanentemente sobre el fogón con alcucu, con hueso, o con pura agua, lo que importa es la apariencia de abundancia. 


Se calienta también el horno de barro y se van echando tortillas (pan de harina de trigo con grasa), chipacos (igual que el anterior, pero con chicharrones, es decir, frituras de grasa), empanadas, cabritos, lechones, corderos, todo el día debe haber algo cocinándose.


La mesa está llena de comida, circula mucha bebida, la familia come, los vecinos comen, los visitantes ocasionales son insistentemente invitados a comer. En los últimos años, esta celebración supone un gran esfuerzo para las familias, y en muchos casos no pueden realizarla, entregándose a un año de infortunios. La reunión de vecinos para celebrar conjuntamente ha compensado en gran medida las carencias individuales.


El año 1996 y 1997, que anduve para la ocasión por la zona, muchos que me crucé en el camino con una escopeta o un rifle de aire comprimido al hombro, me dijeron que no tenían nada en la casa para el Tanicu y que andaban viendo de conseguir algo para llevar. Si no, el año será una desgracia.


Volvamos a la canción bilingüe. En primer lugar, quiero notar que, tratándose de una fiesta muy antigua y considerada "pagana" por los sectores "cultos" urbanos o por los "Principales" de las villas (Atamisqui, Salavina) o de las localidades rurales, el relato del compositor se hunde en "la quichua" a medida que se adentra en la historia. Las estrofas 1 y 8, comienzo y final de la canción, están construidas enteramente en "la castilla". Desde la 2 hasta la 7, hay varias inflexiones de alternancia entre ambas lenguas.


En la estrofa 2 se introducen dos expresiones quichuas. Igualmente, en la estrofa 5. Cuentarancu y pensarancu en la 2, que son frases verbales que cumplen funciones de contexto en ambos casos: "se dice" que esto había pasado, y en verdad sucedió cuando menos "se pensó", de un momento a otro, imperceptible pero perentoriamente. 


En la estrofa 5, el verbo quichua es el que ha puesto en movimiento al autor y a su padre: llojserayku, "salimos los dos", acción motivada por la conmemoración tradicional. Y púnchau, que refiere a la fiesta misma: "día" del Tanicu. "La quichua" habla de una "costumbre indígena", así identificada por los sectores "cultos" de Villa Atamisqui y Salavina, como me aclaraban.


En las estrofas 3, 4 y 6, la quichua se va apoderando del relato. En la 3, el Tanicu mismo responde en quichua y español, "mintiendo", porque su cariñoso "mi niño" es sólo afectación: si se apodera de la casa, será insensible a cualquier situación de "necesidá", aunque se trate de los niños. En la 6, estamos ante una alternancia típica en los cantos de versos en la castilla y en la quichua: esta forma del verseado es la más común en las coplas bilingües, y será analizada más adelante. Por último, la estrofa 7 ya está construida totalmente en quichua. El relato, al avanzar, se ha hundido para tomar el curso de "la quichua", decididamente. Nótese que es una descripción de la deidad mítica: el Tanicu.



Seguramente uno de los "fondos" más antiguos de la tradición, aquella iconografía oral sobre la cual descansa toda la celebración. En toda la zona, todo el mundo dice que al Tanicu nadie lo ha visto "en persona", se ve su sombra o un bulto rápido rondando, se lo escucha por ciertos ruidos que hace, se siente su presencia por una suerte de sensación aérea que circula a lo largo de todo el día. 


Por lo tanto, esta descripción oral, este "retrato hablado" de la estrofa 7, es la prueba y la transmisión de una presencia que tal vez fuera totalmente manifiesta en el pasado, y que sólo ha quedado "impresa" en "la quichua". La estrofa 8 vuelve a "la castilla" y al tiempo presente. Notablemente en esta chacarera, el bilingüismo es una estrategia de relato que da a "la quichua" el curso más profundo, el que trae las voces de lo "indio".     



Extraído de: Indios Muertos, Negros Invisibles. La Identidad "Santiagueña" en Argentina. de José Luis Grosso. Editado por NAyA CDROM 2001


Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA

http://www.cuco.com.ar/


Sixto Palavecino - Dulzura quichua (chacarera) 






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