El pueblo cuenta

N° 34  Año 3
Julio  de 2020

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

Tejedora


SUMARIO

Cuento al lagarto
Bartolina Sisa Vargas


En la cosmovisión aimara, el campo tiene calidad y rango de cuerpo vivo: la Santa Madre Tierra, Pachamama, que genera vida: flora, fauna y comunidad humana. El ayllu representa la comunidad humana y la sallqa, la comunidad de flora y fauna silvestre. El orden andino de las cosas es reflejado en el rescate de la tradición oral propia.
 

El lenguaje y ordenamiento para la enseñanza de las canciones y cuentos a los animales silvestres es el ciclo de la sallqa. El Ciclo de sallqa a las bestias silvestres fue publicado como la tercera parte del libro Hacia un Orden Andino de las Cosas. Arnold, Jiménez, Yapita. Hisbol/ Ilca, La Paz, 1992.

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Bartolina Sisa Vargas
Aymara
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Bartolina Sisa Vargas

Bartolina Sisa Vargas nació en el departamento boliviano de La Paz, el 25 de agosto de 1750. Era hija de Josefa Vargas y José Sisa. Vivió con su familia y trabajó con sus padres, que comerciaban telas, tejidos nativos  y coca de los Yungas. Eso le permitió, independizarse a los diecinueve años y viajar por muchas ciudades y poblados, minas, comunidades y cocales.
Conoció la realidad que vivían sus hermanos indígenas, y  la explotación, el abuso y las ofensas que sufrían por parte de las autoridades españolas. Así le nació un deseo de protesta contra la injusticia del sistema y el  régimen colonialista. Ella se liberó del sometimiento al que estaba sujeta su nación originaria, tomando conciencia y  asumiendo la convicción de luchar por la emancipación y redimir de la opresión a su pueblo. 
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La explotación colonialista

En uno de sus viajes, a los 25 años Bartolina Sisa Vargas conoció Julián Apaza Nina cuando lo vio realizando trabajos forzados en la mita de las Minas de Oruro. Él comerció la hoja de coca.  Era un aimara notablemente inteligente, de buenas aptitudes físicas, hijo de un minero fallecido en las minas de Potosí, cuando él era adolescente. Así conoció el sufrimiento de sus hermanos indios y pensó en la necesidad de rebelarse.

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Aimara en la mita de las Minas 

Luego de su trabajo en la mina Julián Apaza Nina se trasladó a Sica Sica. Allí, cuando trabajaba como panadero, se relacionó con su futura compañera  Bartolina Sisa Vargas. Más tarde fue comerciante minorista. En esos lugares se le llamaba trajinante,  porque entonces se desplazaba de esa localidad hasta la ciudad de La Paz.
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Julián Apaza Nina

Bartolina Sisa Vargas era una joven mujer aguerrida, esbelta, atrayente, de piel morena y ojos negros. Muy inteligente, dominaba el kurawa (la onda), el fusil y sabía montar a caballo. En el año 1772 ya había contraído matrimonio con Julián Apaza Nina, con quien luego tuvo cuatro hijos (tres varones y una mujer). Mientras tanto su descontento frente a la explotación colonial crecía.

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Bartolina Sisa Vargas y Julián Apaza Nina

Bartolina Sisa Vargas era una joven lideresa, que rápidamente contó con el seguimiento y la obediencia de los indígenas que habrían de formar parte de la futura sublevación. Era una mujer muy hábil en el desempeño de las actividades de campaña, y muy tempranamente se reconoció su autoridad. Mientras iban por la liberación de su pueblo, cerca de La Paz, Julián Apaza Nina fue nombrado virrey del Inca y ella virreina.
Con ese nombramiento, esa valiente mujer organizó campamentos militares para las sublevaciones. Su esposo utilizó un sistema de cooperación mutua entre los parientes que, sumado a su experiencia como trajinante de hojas de coca, le permitió reclutar tropas y organizar un comercio clandestino para financiar el movimiento rebelde y el abastecimiento de las tropas del Alto Perú.
Sistema de Cooperación Mutua

Bartolina Sisa Vargas y Tupac Katari coincidían con los ideales de José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru) y  aunaron sus fines emancipatorios en base a una convergencia sólida de tácticas, criterios y estrategias de lucha. De esta manera elaboraron un plan independentista de acción sistematizado que puso a más de ciento cincuenta mil indígenas en pie de guerra en las regiones más conflictivas de Perú y Bolivia. 
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José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru)

Cuando Julián Apaza Nina supo de los levantamientos en Potosí, en Chayanta, y de la ejecución espantosa de Micaela Bastidas y Tupac Amaru en Tinta, adoptó un nombre para la guerra: Tupac Katari. Su pseudónimo fue un homenaje a José Gabriel Condorcanqui, el cacique inca que perdió la vida, igual que su familia por la independencia de su país.
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José Gabriel Condorcanqui

En el año 1781 se inició el levantamiento en Ayo Ayo, para el cual se reunieron más de cuarenta mil hombres que sitiaron la ciudad de La Paz. En poco tiempo se duplicó el número de insurgentes, como producto de la opresión y las humillaciones que recibían del hombre blanco español. El cerco fue la táctica de lucha que Bartolina Sisa Vargas y Tupac Katari emplearon en varias regiones.
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Bartolina Sisa Vargas y Tupac Katari

Ambos comandaban el cerco de Pampahasi y El Alto, donde se enfrentaron españoles (con armas de fuego) e indios (numéricamente superiores). El suyo fue el levantamiento indígena más extenso del siglo XVIII, no sólo geográficamente sino también por el apoyo logrado, a punto tal que los virreinatos afectados por la rebelión necesitaron cerca de dos años para sofocarla.
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Levantamiento Indígena

Sebastián Segurola y Oliden, caballero de la orden de Calatrava al enterarse de que una mujer comandaba el cerco en Pampahasi, envió un ejército para romperlo y reprimirlo. No obstante, Bartolina Sisa Vargas logró resistir y obtener el triunfo. Luego de sostener el cerco, pasados tres meses,  el ejército de los españoles sin provisiones,  fue debilitándose por el hambre.
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Sebastián Segurola y Oliden

La Real Audiencia de Charcas envíó  más de mil quinientos hombres a destruir el cerco. Sin oponer resistencia, los ejércitos indígenas se replegaron. En esa ocasión los españoles aprovecharon la baja moral de los rebeldes para instigar una traición, ofreciendo amnistía a quienes se rindiesen. Los colonialistas, beneficiados por la retirada de los indios, ofrecieron indulto a quienes delataran o entregaran o a los cabecillas.
Real Audiencia de Charcas

Ese rumor hizo que Bartolina Sisa Vargas, que estaba en El Alto, se trasladara hasta Pampahasi. Cuando descendía por Tembladerani, casi llegando a Sopocachi, la traicionaron algunos de sus acompañantes, que ya habían tomado contacto con los españoles. Fue tomada prisionera por ellos, y entregada a cambio del indulto, Pero finalmente éste no les fue concedido. 
Bartolina Sisa Vargas

Ella fue cruelmente torturada y humillada por el brigadier Sebastián Segurola y Oliden, con la declarada finalidad de obtener información. Sin embargo, la heroica virreina, a pesar de las agresiones y el sufrimiento, no le reveló ningún dato a sus captores y victimarios. A pesar de los vanos intentos pacíficos y bélicos, de Tupac Katari por liberarla, incluso ofreció a cambio al cura Vicente Rojas y a él mismo, siguió presa.

Tupac Katari, al mando del segundo cerco, fue atacado por un ejército formado por más de siete mil hombres provenientes de Buenos Aires,  comandado por José de Roseguín un español sanguinario. Luego de una encarnizada batalla, la superioridad en las armas colonialistas, obligó al grupo rebelde a replegarse. El virrey inca fue traicionado por Tomás Inca Lipe, su colaborador más apreciado, el primo de Bartolina Sisa Vargas. Más tarde esa traición la sufriría el Che
Tupac Katari fue capturado en horas de la madrugada, y condenado a muerte, descuartizado públicamente. Se le atribuye una frase en aimara recordada en Bolivia, pese al paso de los siglos: a mí sólo me matarán, pero mañana volveré y seré millones. Esto fue interpretado simbólicamente. Los miembros mutilados del cacique, se habrán de reunir, para así volver. Él fue la inspiración del movimiento katarista, articulado para recuperar la identidad política de la nación boliviana. Y en Argentina, dos siglos después, eso mismo  lo diría Eva Perón.
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Bartolina Sisa Vargas fue obligada por la crueldad colonialista a presenciar la ejecución de su esposo. Luego de un año de encierro la sentencia judicial la condenó a muerte, atada a la cola de un caballo que la arrastró por la plaza hasta su fallecimiento. Su despiadada defunción se produjo cuando ella tenía treinta y dos años, el 5 de septiembre de 1782.
Las fuerzas colonialistas españolas, durante la rebelión anticolonialista en el Alto Perú ejecutaron cruelmente a Bartolina Sisa Vargas. Su vida, su obra y su muerte fueron  heroicas. El 5 de septiembre de cada año, para  homenajearla, fue elegida  como fecha para celebrar el Día Internacional de la Mujer Indígena y conservar la memoria de su actitud heroica.
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Bartolina Sisa Vargas

Tanto Bartolina Sisa como Tupac Katari fueron muy populares en la comunidad aimara. Y sus nombres han sido utilizados como nombres de grupos guerrilleros, partidos políticos, sindicatos, escuelas e inclusive para designar a los recién nacidos. Muchos artistas bolivianos dedicaron canciones, pinturas, poemas y todo tipo de expresiones artísticas a los próceres indígenas que fueron inmolados por la libertad de su pueblo.
Monumento a Tupac Katari  y  Evo homenajea a Bartolina Sisa


Bartolina Sisa


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