El pueblo cuenta 39

Año 3
Diciembre  de 2020

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro


Artesanía diaguita


SUMARIO

La leyenda Diaguita del algarrobo
Los pueblos del Noroeste argentino
Otros pueblos del NOA




Leyenda Diaguita del Algarrobo


El Algarrobo y su Fruto


En tiempos muy antiguos la tribu Diaguita, que tenía un lugar de privilegio por su industrioso ingenio, incurrió en excesos y abandonó sus deberes. En lugar de servirse del maíz para emplearlo como alimento, se pusieron a fermentarlo. Inventaron la chicha y la bebieron. Después, no dejaron de hacerlo y sufrieron las consecuencias de las borracheras.


El Maíz y la Chicha


El Dios Diaguita envió sobre sus campos una sequía esperando que el Pueblo Calchaquí recobrara su distinción y nobleza, Por varios años cerró los cielos y no dejó caer a la lluvia Se perdieron todas las siembras, los ríos se secaron y la hierba se secó. Los animales y los hombres morían de hambre y de sed. 


Calchaquíes trabajando


Todo era desolación y pavor. Entonces los llantos y gritos de las mujeres, que clamaban por sus hijos y esposos, se elevaron hasta el Supremo Espíritu, que vio al pueblo castigado. Para aliviarlo sumió a las indias en un letargo profundo. Al despertar del sueño se vieron sorprendidas al hallarse en un algarrobal, con árboles desconocidos cargados de frutos maduros. 


El Algarrobal


El Señor se les presentó entonces y se cuenta que les habló a las mujeres de esta manera: Aquí tienen en abundancia un árbol que  a todo el pueblo le permitirá saciar el hambre y la sed. Digan a sus maridos que el maíz es un fruto para el alimento diario, y que aquel que abuse de la chicha, será maldecido para siempre.



Desde entonces, el
algarrobo da pan al pobre y en el estío un sabroso refresco en los intensos calores. Sus frutos son un importante alimento, usado por los pueblos originarios. Aún ahora, con  el agregado de harina y agua se hacen dulces, postres y bebidas alcohólicas como el arrope. La madera de ese árbol sirvió para fabricar objetos y para producir leña o carbón.



Los Pueblos del Noroeste Argentino


Pueblos Indígenas del NOA


Los Apatamas


El grupo indígena de los Apatamas habitó la región de la Puna. Su área de influencia abarcó desde el noroeste de la provincia de Jujuy hasta el de Catamarca, comprendiendo a la provincia de Salta. Los Casabindo y los Cochinoa, estaban relacionados con ellos y con los Atacamas del otro lado de la Cordillera de los Andes, con quienes compartían una lengua común: el cunza.


Los Apatamas o Atacamas recibieron influencias culturales de sus vecinos diaguitas, calchaquíes, omaguacas y del Altiplano. Fueron agricultores que cosecharon maíz, papa y quinua. Estos alimentos eran almacenados en las paredes rocosas de los cerros, en los cuales practicaban agujeros en los que depositaban esos productos.


Apatamas



Los Apatamas trabajaban la piedra y la madera, para fabricar palas, azadones y cuchillos. Domesticaron las llamas, que utilizaban como bestias de carga. De ellas también obtenían carne, leche, cueros y lana. Explotaban las salinas, de las que extraían ladrillos que transportaban a lomo de camélidos hasta los poblados. Y los cambiaban por otros productos, en especial, maíz.


Al igual que los otros pueblos de la región, los Apatamas aprovecharon lo que su medio ambiente les ofrecía y así construyeron sus viviendas rectangulares con piedras y barro (pircas) y techo de paja, con una abertura en la parte superior como entrada, a la que se accedía por medio de escalas de madera. 


Vivienda Apatama



Los Apatamas no poseyeron fortificaciones (pucaras) como los Omaguacas. Vestían una túnica larga hasta las rodillas, que los españoles llamaron camiseta, de color rojo o castaño. Se cubrían con una prenda de lana circular con una abertura en el centro, para introducir la cabeza: el poncho. Rodeaban su cintura con una faja de lana y calzaban unas sandalias de cuero: husutas (ojotas). 


Los Apatamas se cubrían la cabeza con un gorro que les tapaba también las orejas y la nuca y se adornaban con collares, alfileres, vinchas, brazaletes y pectorales confeccionados con hueso, plumas, madera y metal. Era limitada su producción de cerámica, pero desarrollaron una gran habilidad artesanal en el trabajo de la madera y la calabaza.



Los Capayanes



El Pueblo de los Capayanes, considerados hermanos de lengua de los Calchaquíes habitaron las provincias de La Rioja y San Juan, en una región comprendida entre los, Diaguitas al norte y los Huarpes, hacia el sur, entre Famatina, Sanagasta y Yacampís, valles de surcados por los ríos Colorado y Jáchal.


Los Capayanes eran agricultores, que producían y consumían maíz, zapallo y quinua.  Cultivaban estas plantas en campos irrigados artificialmente por medio de canales y acequias. Esta técnica evidenciaba la influencia incaica, como también su vestimenta, los tejidos de lana de llama y guanaco, la metalurgia del cobre y oro. Se les atribuye el estilo cerámico de Sanagasta o Angualasto con decoraciones geométricas en negro sobre fondo rojizo.


Ceramista Capayán y su Obra




Los Diaguitas (Calchaquíes)



Las parcialidades Diaguitas que poblaron el noroeste argentino estaban constituidas por los Calchaquíes del norte, los Cacanes en el centro y los Capayanes en el sur. Estos grupos tenían características comunes y la lengua Cacán o Diaguita. Fueron los más sofisticados entre los que poblaron el territorio argentino. Ello se debió fundamentalmente, a la poderosa influencia incaica.


Según las fuentes hispánicas, los Diaguitas eran altos y fornidos, vestían la típica camiseta de lana tejida adornada con coloridos motivos geométricos. Calzaban ojotas y se adornaban con vinchas, aros y prendedores confeccionados en metales como el oro y el cobre y su aleación con el estaño para obtener el bronce. También trabajaron la piedra y la madera.


Valles Calchaquíes


Los Diaguitas aprendieron de los Incas, a cultivar en terrazas, aprovechando las laderas de las montañas para producir maíz, papa, zapallo, quinua y porotos. La aridez del terreno era contrarrestada con el riego artificial, construyendo para ello excelentes canales y acequias. La técnica también era tomada de los saberes del mismo Imperio andino.


Los Diaguitas recogían el fruto del algarrobo:  la algarroba, que les servía de alimento y con ella también elaboraban bebidas alcohólicas: la chicha y la aloja. Lograron domesticar la llama y aprovecharon al máximo a este animal, que constituía una parte importante de la economía de ese pueblo. 


Algarroba



Los conquistadores llamaron belicosos a los Diaguitas, cuyas tribus, perpetuadas en la toponimia: Pulares, Tolombones, Cachis, Chicoanos, Amaichas, Quilmes, Hualfines y Luracatos, resistieron a la dominación y gestaron las leyendas de Viltipoco, Juan Calchaquí, Pedro Colca, Pedro Chumay, Coronilla, Ultimpa, Chalemín, Luis Enríquez y Martín Iquín, (curaca o jefe) de los Quilmes, que, derrotados fueron  extrañados a la provincia de Buenos Aires, creando la localidad epónima.






Otros Pueblos del NOA


Pueblos Indígenas del NOA



Los Lules


Los Lules eran un pueblo indígena de características huárpidas en Argentina. Se encontraban en parte Salta y regiones vecinas de Paraguay y Bolivia. Fueron desplazados por los Wichís hacia el noroeste de Santiago del Estero, norte de Tucumán y sur de Salta. Su lengua se cree estaba emparentada con el Vilela, con el cual integra la familia Lule Vilela.


Los Lules habitaron en la misma región que los Vilelas, de características culturales afines, pero lingüísticamente diferentes. Estaban también relacionados con los Tonocotés y los Mataraes. Comprendían a las parcialidades: Esistiné o Isistinés, Toquistiné o Tokistiné, Oristiné, Axostiné, Tamboriné, Guaxastiné y Casutiné. A fines del siglo XVII estaban en el interior del Gran Chaco.





Los Lules eran cazadores y recolectores llegados en tiempos remotos desde la Amazonia brasileña a la región occidental del bosque chaqueño. Desde allí, estos belicosos nómadas tomaron contacto con pueblos sedentarios de cultura andina en la zona de Santiago del Estero y Tucumán, como los Tonocotés, a los que hostigaban y saqueaban frecuentemente. 


Según afirmaba el padre Alonso de Bárcena (o Barzana) fuente de los españoles, los Lules practicaban la antropofagia y de no ser por la conquista hispana ...hubieran acabado con los tonocotés... Eran de gran talla y esbeltos y se alimentaban preferentemente de los productos de la caza y la pesca, complementaban  con la recolección de la algarroba y miel de abejas silvestres. 





Los Lules utilizaban arco, flechas, macanas y dardos arrojadizos. Habitualmente andaban desnudos, pero solían cubrirse con plumas de ñandúes, por lo que los españoles llamaron Juríes a estos indios en sus primeras crónicas del siglo XVI, ya que esta palabra provendría del quichua xurí, con el que los pueblos andinos designaban a esas aves corredoras.


Los Lules eran nómades, aunque también cultivaron maíz, zapallo, papa, quinua. Las poblaciones sedentarias se asentaron en los márgenes occidentales de la capital de Salta, donde se identifican sus emplazamientos con influencia andina. Domesticaron camélidos por la lana, la carne y usar como animales de carga.


En 1670 la Compañía de Jesús fundó, para reducir a los Lules, la Misión de San José, en Tucumán, que permaneció hasta la expulsión de la orden, en 1768. La Reducción hacía de tablada, mercadeo de ganado. Pero la población indígena era a veces vendida para servicio personal de la oligarquía terrateniente, o como mano de obra a las plantaciones y obrajes del Tucumán colonial.



Bandera Lule y Ruinas de la Reducción Jesuítica



En 1708 Esteban de Urízar, gobernador de Tucumán, realizó una campaña punitiva contra los indígenas. Los jesuitas del Colegio de Salta crearon en 1711 junto al Fuerte de Balbuena la reducción de San Juan Bautista de Balbuena con 400 lules de las parcialidades Isistiné y Toquistiné o Toquisrineses. 


En 1715 el padre Antonio Machoni trasladó la misión al Fuerte de Miraflores, al oeste, y creó la reducción de San Esteban, a orillas del río Salado, que fue destruida por indígenas en 1728, y los Lules se dispersaron. En 1752 fue restablecida al sudeste de Salta, en la margen izquierda del río Salado. En 1768 con la expulsión jesuita, pasó a los franciscanos. Y en el siglo XIX fue abandonada.


Lules


Los Omaguacas


Pucara Omaguaca


En la provincia de Jujuy, los Omaguacas dieron su nombre a la Quebrada de Humahuaca, que, según fuentes españolas, significaba cabezas de tesoro y comprendía a una gran cantidad de tribus entre las que figuraban los Purmamarca, los Tilcara, los Tumbaya, los Maimará, los Jujuy, los Puquile, los Ocloya y otros.


Esta región fue una zona de conflicto permanente, antes y después de la llegada de los españoles, pues era un lugar de paso obligado entre el Altiplano y los valles del noroeste argentino, surcados por el río Grande. El norte de clima puneño es seco y el sur, subtropical con lluvias regulares. El río Grande, da origen a los angostos, aprovechados por los pueblos autóctonos por su fertilidad.


Los Omaguacas fueron agricultores que cultivaron  principalmente maíz y en menor proporción de papa y quinua. Practicaban la caza del guanaco y del ñandú, la domesticación de la llama. De ella  obtenían numerosos subproductos: la leche, la lana y la carne. Este animal era usado para transportar carga. Complementaban su dieta recogiendo el fruto del algarrobo (la algarroba).


Los Omaguacas eran artesanos que producían cerámicas características de fondo rojo con decoraciones en negro. Elaboraban grandes cántaros de forma redonda y los vasos timbales de influencia evidente de las culturas del altiplano. Su actividad industriosa incluía la fabricación de armas como arcos, flechas, boleadoras y hondas.


Los Omaguacas trabajaban el cobre, oro, plata y estaño. Fabricaban una variedad de tejidos. Se vestían con mantas y camisetas largas: uncu. Se cubrían con ponchos, usaban ojotas, vinchas, brazaletes, anillos, pectorales. Sus viviendas eran de plano rectangular, hechas de piedra, con techo de paja inclinado, sin ventanas y con una sola abertura.

El carácter estratégico de la Quebrada de Humahuaca hizo de ellos un pueblo militarmente preparado. Para defenderse de las invasiones diseñaron recintos fortificados de piedra: pucarás, desde los cuales combatían con arcos, flechas, mazas de piedra y boleadoras. Los Incas y los españoles experimentaron la resistencia de los Omaguacas.



Tonocotés


Los Tonocotés habitaban el centro y sur de Santiago del Estero. Estos indígenas tenían como Lules y Vilelas un ancestral origen amazónico. Ellos estaban fuertemente influenciados por las culturas de origen andino del oeste. Eran sedentarios y agricultores, concentrados entre los ríos Dulce y Salado. Limitaban al sur con los Sanavirones, al oeste con los calchaquíes y al norte y este con los Lules.



Tonocotés


Los Tonocotés cultivaban maíz, zapallo y porotos en tierras anegadizas próximos a los ríos, donde después de las crecidas se depositaba una capa de fértil cieno. Sus viviendas de ramas y barro eran circulares y edificadas sobre lomadas artificiales: túmulos o mounds. Rodeadas sus aldeas con empalizadas para protegerse del ataque de los Lules y otras tribus del monte chaqueño.


El lejano origen amazónico de los Tonocotés se evidencia por ciertas prácticas de caza, como el uso de dardos envenenados, la costumbre de velar a sus muertos y guardar sus huesos en cántaros de barro. Los Vilelas, vecinos de los Lules se diferenciaban de éstos en que eran sedentarios, conocían  la agricultura y la cría de animales y sus costumbres eran pacíficas, gustaban de la música y la danza.



Los Vilelas


Los Vilelas se autodenominaban Uakambalelté o Waqha umbael te (Los que hablan su lengua) y tenían como hábitat las tierras comprendidas entre los ríos Bermejo y Salado. Pero fueron empujados por la conquista española. Por esa intrusión a fines del siglo XVII emigraron hasta las riberas del Bermejo Medio.


Al promediar el siglo XIX, algunos grupos siguieron la tendencia migratoria hacia el este. Actualmente sus escasos descendientes viven principalmente en las provincias del Chaco (donde  conviven con pueblos Qom) y Santiago del Estero (en comunidades propias o conjuntas con los Lules). Su área cultural es el Gran Chaco (América del Sur) y su lengua: Vilela, de la familia Lule Vilela.

 



Leoncito, Cacique Vilela


Los Vilelas, que eran principalmente nómades, cazaban especialmente el pecarí y como recolectores aprovechaban la algarroba y la miel. Cuando se hicieron sedentarios, conocieron y practicaron una agricultura incipiente, que complementaban con la cría de animales. Sus costumbres eran pacíficas, gustaban de la música y la danza.


La historia de los Vilelas está poco documentada. Sin embargo, cuando los españoles los redujeron en misiones: San José de las Petacas, Nuestra Señora del Pilar, Nuestra Señora del Buen Consejo y San Buenaventura del Monte Alto, primero los jesuitas y luego los franciscanos guardaron algunos registros.



Vivienda Vilela








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