El pueblo cuenta N° 42
Año 3
MARZO 2021
Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro
SUMARIO
Olongastas
Kolla
Coquena
Los Olongastas
Mapa de los Pueblos Originarios de Argentina
Olongasta fue el nombre que se le dio a una antigua etnia de aborígenes Diaguitas, que habitaron en el centro oeste de Argentina, el sur de la provincia de La Rioja, el noroeste de Córdoba, el norte de San Luis, el sudeste de San Juan y el sudoeste de Santiago del Estero. Ellos vivían en torno al desierto de las Salinas Grandes.
La filiación de los Olongastas plantea algunas dudas de su etnogénesis, aunque las evidencias hacen que se les incluya entre los Diaguitas o Paziocas de los cuales, con los Ambargastas serían las parcialidades más meridionales y orientales. Además, un predominio cultural ándido señala una alta frecuencia de fisiotipos pámpidos y huárpido. Recibieron también alguna influencia incaica.
Olongastas
Los Olongastas han dejado pocos relictos culturales, por su escaso número, pues su hábitat podía alimentar sólo a pocos pobladores. Además de la caza y la recolección (especialmente de frutos de algarrobo) practicaban la agricultura (papa y maíz) y la ganadería de llamas, siendo por esto sedentarios. Sn embargo, no se hallaron restos de sus viviendas, que no construían de piedra.
Los Olongastas se vestían con unas camisetas largas, hasta las rodillas, por lo general, de color blanco. Acostumbraban a atarlas a la cintura. También usaban pintura en la cara en y el resto del cuerpo, en determinadas ocasiones especiales como ciertas ceremonias religiosas o en circunstancias tales como la guerra.
Olongastas
Las armas que los Olongastas usaban con mayor frecuencia en las luchas eran las más comunes. Entre ellas las más conocidas: el arco y la flecha, y fabricadas con punta de piedra. Pero también conservaban el uso de hachas que eran construidas de piedra y madera. A éstas se sumaban las boleadoras y los raspadores de piedra. Pero no existen datos de su organización Social o Política.
Los indígenas Olongastas realizaban trabajos en cerámica, que fueron catalogados, en muchos casos, como rudimentarios. Por lo general, esta etnia realizaba sus piezas en colores que iban desde el negro al rojizo natural, Pero que, a su vez, incluían ciertas guardas geométricas que les eran características.
Kolla
Ubicación de los Pueblos Originarios en el NOA
Se denomina Kolla (Colla o Coya) al conjunto culturalmente sincrético y homogéneo de pueblos indígenas andinos originarios de las provincias del Noroeste de Argentina, principalmente Jujuy, Salta y Catamarca. Pero también los hay en la región de Atacama en Chile. El proceso de particularización identitaria dio lugar al restablecimiento de la identidad de varios pueblos.
En el conjunto cultural Kolla, inicialmente se restableció la singularidad y su posterior separación de los Diaguitas y Atacamas, y más recientemente la diferenciación de los Omaguacas, Ocloyas, Tastiles, Tilianes, Chichas, Toaras y Fiscaras, así como de grupos de habla quechua usuarios de este etnónimo.
El reino Kolla fue el más importante de los Aimaras que ocuparon parte de la meseta del Collao en Bolivia. Con el tiempo la palabra Colla se restringió a las áreas altiplánicas y al noroeste argentino. En Bolivia pasó a utilizarse en el oriente del país para generalizar peyorativamente o no a los indígenas que habitan o nacieron en el altiplano: Aimaras, Quechuas o Chichas.
Coquena
El (o la) Coquena es conocido como Yestay, Yastay o Llastay, Mago Coquena, el Guardián de las Majadas, el Tropero de las Nubes, el Tejedor de Brumas y Nieves, el Sembrador de Tormentas, Duende de Abras y Bosques, el Tata de los Cerros, el Músico de los Arroyos y Ríos. Es un ser mítico benigno entre Quechuas y Calchaquíes. Está en el Norte de Chile, en la Región de Atacama y el NOA en Jujuy, Salta y Catamarca.
En las inmensas la Puna, los ganados están protegidos por un duende: el Yestay, que los defiende de las crueldades humanas. El Pueblo Kolla Cuenta que tiene cara de cholo y se viste con un casaca y un pantalón de vicuña. Lleva ojotas y un sombrero de ala ancha. Desde la altura observa a sus bestias. Sólo se ha escuchado su silbido, que es un llamado mágico.
Su descripción varía, pero generalmente se lo representa al Yastay como un ser de baja estatura que usa un gorro con orejeras (chujllo), poncho, sandalias y collar de víboras. Algunos refieren que tiene tez blanca, otros, que tiene cara de colla. También se le atribuyen dos manos, una de plomo para castigar y una de lana para acariciar a los animales.
También dice que el Llastay es un hombrecito retacón, de cara blanca y con barba. Según E. Bossi es lindo, elegante, lleva un sombrero ovejón y usa ropa tejida con lana, pantalón de barracán, con adornos demoro, camisita de lienzo y un collar de víboras relumbrando, calza sus pies con ojotitas con clavos de plata. Cambia su poncho todos los años para el Carnaval y entierra el viejo, donde tiene su tesoro escondido.
La gente no mata vicuñas ni llamas para utilizar su pelo, porque teme al Llastay, y prefiere cortar suavemente el vellón. Tampoco maltratan a las arrias, cuando bajan de los cerros cargadas de sal. El Pueblo Kolla Cuenta historias en las que él, haciendo justicia, le quitó las llamas a quien no las supo valorar. Y otras en que premió a los buenos pastores.
En tormentas de nieve, cuando el viento blanco amenaza cubrirlo todo, los pastores salvaron arriesgaron su vida por salvar a sus cabras en medio de la borrasca, se le atribuye a la intervención del personaje del Coquena. Él está ligado a todo lo que sucede en la región del Noroeste que, cuando llega un forastero, los locales con un gesto cómplice murmuran su nombre.
Como protector de las vicuñas a él se le debe pedir permiso y dejar ofrendas antes de cazarlas.
En la comunidad indígena diaguita de la Región de Atacama en Chile, el Yastay es considerado el Rey de las guanacos, quien gobierna sobre los Relinchos (macho alfa de una manada de guanacos), vicuñas y otros animales que habitan en la cordillera de los Andes.
El Yastay es un ser protector de la naturaleza. Es un ente sobrenatural capaz de correr más rápido que los animales. Esta capacidad le permite eludir las balas de los cazadores. Puede presentarse frente a los hombres como un guanaco de gran tamaño, blanco, o de fuego. Este ser tiene la capacidad de murarse en un hombre con rostro es grotesco y ojos de puma y voz poderosa.
El Llastay en forma humana puede ser advertido, porque al caminar sus huellas en la tierra son de guanaco. Éste tiene también la capacidad de convertirse en viento para desaparecer. Puede ser benevolente con los humanos, permitiéndoles cazar guanacos machos que se han sido apartados de la manada. Esto ocurre sólo en situaciones extremas, como hambrunas o aislamiento por la nieve.
De acuerdo con las comunidades Diaguitas del Valle de Huasco, el Coquena no permite la caza de los chulengos (crías) o las hembras, quien lo hiciera, debía esperar castigo. Aunque raras veces aparece con aspecto antropomórfico, habitualmente se presenta bajo la forma de vicuña. Suele asistir en sueños a la gente que pasa hambre, dándole la ubicación de las manadas sin crías para que pueda ir a cazar.
Además, El Pueblo Kolla Cuenta que el Yastay sería también guardián del tesoro incaico. Equivocadamente, con posterioridad sería también descrito como un duende en la cultura popular. Habita en la zona de la Puna (Salta y Jujuy) y se aparece a los pastores y a los cazadores de vicuñas que cazan con armas de fuego.
El Coquena es el patrón de los animales del campo y de los cerros, y sólo permite que la gente cace por necesidad y a la vieja usanza: rodeando las tropas con hilos y trapos colorados y boleándolas. Para pedirle permiso a hay que dejarle ofrendas. Marcelo Mirabal dijo que el Yestay es el hijo de la Madre Tierra, la Pachamama.
Los Kollas dicen tanto El Coquena como La Coquena y que ha nacido de la tierra y no tiene padre, ni madre. Es pequeño y se pasea en la noche, conduciendo una tropa de vicuñas. Las correas con que ata las cargas de plata y de oro en el lomo de sus animales son víboras. Lleva metales preciosos de distintas minas de la Puna hacia el Cerro Sagrado de Potosí para que esas riquezas nunca se agoten.
Ante el hombre el Coquena desaparece: no es más que aire o espíritu y quedan las bestias solas. Se las reconoce, porque tienen el lomo, mojado de sudor. Un encuentro con él es funesto, presagia la muerte o una desgracia. Y cuando se aparece ante un cazador de su ganado, si no lo hace por hambre, sino para vender sus cueros, las mata sin otra necesidad que la comercial, lo castiga.
Entonces sucede que Coquena mata a quien caza con propósitos comerciales, o lo castiga severamente de algún otro modo. A veces la sola aparición del Yastay es suficiente para que el cazador furtivo o desobediente del mandato, caiga muerto en el mismo lugar en donde lo encontró. Sobre estos castigos hay muchas anécdotas.