El pueblo cuenta N° 43

Año 3
ABRIL  2021


Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro


La Salamanca


SUMARIO

La Salamanca

El duende


La Salamanca


La Salamanca es un espacio mitológico que se menciona en numerosas leyendas de América. Es descripto como un antro de reunión de brujas y demonios para celebrar sus aquelarres. El origen de esta creencia tradicional fue la española Cueva de Salamanca, que luego se hibridó en contacto con los pobladores originarios del Nuevo Continente.


La entrada de la cueva solo la puede encontrar aquel que conozca la palabra clave que hace visible la caverna, en cuyo interior, el ingresante debe pasar por tres pruebas iniciáticas. La primera es  resistir el ataque de un chivo de ojos rojos. La segunda es aguantar la presión de los anillos del viborón (culebrón: enorme serpiente peluda). La última es vencer a un basilisco criollo. 



Las tres pruebas pueden superarse, si se demuestra que no se les teme. A la Salamanca se debe entrar desnudo, guiado por un cuervo y una persona ya iniciada y escupir sobre una imagen sagrada, generalmente un crucifijo. El Pueblo Cuenta que, a veces el mismo Diablo (Supay o Zupay) sale para buscar adeptos y que los que han estado en la cueva no proyectan sombra.


El neófito, si supera

las pruebas, puede pedir lo que quiera.  Ingresará en una sala de piedra iluminada con lámparas de aceite humano. Allí hechiceros, adivinos, brujos, animales colaboradores y el espíritu familiar se reúnen para instruirse en la brujería. En medio de risas, gritos y llantos los concurrentes aprenden a curar, el lenguaje animal o a hacer daño. Pero, si no venciera, enloquecería.


La Salamanca delata su presencia, porque se escucha música dulce y embriagadora, ejecutada en la noche la soledad de los desiertos. Sin embargo, no en todos los lugares ella es la encarnación del mal. Existen zonas en las que haber transitado por esas cuevas, otorga cierto prestigio, y  en otras, ser salamanquero es un estigma social.


La Salamanca- Los Fronterizos




El Duende



La Madre y el Duende


La tradición norteña  de los Kollas dice que el Duende es un niño que murió sin ser bautizado o un niño malo que golpeó a su madre. Es muy pequeño, lleva un sombrero grande y llora como una criatura. Tiene una mano de hierro y otra de lana. Cuando se acerca a alguien le pregunta con cuál mano desea ser golpeado. 


Unos testimonios refieren que, sin importar la elección, el Duende golpeará siempre con la de hierro. Otros, en cambio, aseguran que aún a quienes estando desprevenidos eligieran la de lana, le daría con ella, y que es la que en realidad a la ocasional víctima le dolería y dañaría más que la de metal.


Los ojos del Duende tienen una mirada maligna y sus dientes son afilados y agudos. Suele aparecerse a la hora de la siesta o en la noche en los cañadones o en las quebradas. Sus víctimas predilectas son los niños de corta edad, aunque también se permite golpear sin piedad a los mayores.



El Duende


En la región de los Valles Calchaquíes El Pueblo Cuenta dos historias diferentes con respecto al Duende. Una dice que un arqueólogo, internándose en el cerro en horas de la siesta escuchó el llanto de un niño. Al acercarse vio un párvulo en cuclillas y con la cabeza gacha. Cuando le preguntó qué le sucedía. El niño alzó su rostro y sonriendo le dijo: Tatita, mírame los dientes...

El gringo salió corriendo velozmente y nunca regresó.


La otra historia fue narrada por Lucindo Mamaní de Tafí del Valle, quien contó que se vio al Duende conversando en un zanjón con un niño que estaba a su cuidado y que con el correr del tiempo llegó a ser un prominente médico. Al acercarse el testigo del hecho, el que  los lugareños llaman enano del zanjón, salió huyendo.


Cuando el Duende sale de noche es señal de que presume ante una niña, pues es enamoradizo. Esto es grave, porque él es testarudo y difícil de manejar. En Catamarca lo describen bajito y cabezón. Usa un enorme sombrero de paja y por eso lo  llaman el Sombrerudo. En algunos lugares lo visten con un camisón o una especie de sotana. En algunas zonas del oeste es Huamanpailita.


Shincal de Quimivil





EL PUEBLO CUENTA 42

 

 El pueblo cuenta N° 42

Año 3
MARZO 2021


Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro

 


SUMARIO

Olongastas

Kolla

Coquena


Los Olongastas



Mapa de los Pueblos Originarios de Argentina


Olongasta fue el nombre que se le dio a una antigua etnia de aborígenes Diaguitas, que habitaron en el centro oeste de Argentina, el sur de la provincia de La Rioja, el noroeste de Córdoba, el norte de San Luis, el sudeste de San Juan y el sudoeste de Santiago del Estero. Ellos vivían en torno al desierto de las Salinas Grandes.


La filiación de los Olongastas plantea algunas dudas de su etnogénesis, aunque las evidencias hacen que se les incluya entre los Diaguitas o Paziocas de los cuales, con los Ambargastas serían las parcialidades más meridionales y orientales. Además, un predominio cultural ándido señala una alta frecuencia de fisiotipos pámpidos y huárpido. Recibieron también alguna influencia incaica.



Olongastas


Los Olongastas han dejado pocos relictos culturales, por su escaso número, pues su hábitat podía alimentar sólo a pocos pobladores. Además de la caza y la recolección (especialmente de frutos de algarrobo) practicaban la agricultura (papa y maíz) y la ganadería de llamas, siendo por esto sedentarios. Sn embargo, no se hallaron restos de sus viviendas, que no construían de piedra.  


Los Olongastas se vestían con unas camisetas largas, hasta las rodillas, por lo general, de color blanco.  Acostumbraban a atarlas a la cintura. También usaban pintura en la cara en  y el resto del cuerpo, en determinadas ocasiones especiales como ciertas ceremonias religiosas o en circunstancias tales como la guerra.


Olongastas



Las armas que los Olongastas usaban con mayor frecuencia en las luchas eran las más comunes. Entre ellas las más conocidas: el arco y la flecha, y fabricadas con punta de piedra. Pero también conservaban el uso de hachas que eran construidas de piedra y madera. A éstas se sumaban las boleadoras y los raspadores de piedra. Pero no existen datos de su organización Social o Política.


Los indígenas Olongastas realizaban trabajos en cerámica, que fueron catalogados, en muchos casos, como rudimentarios. Por lo general, esta etnia realizaba sus piezas en colores que iban desde el negro al rojizo natural, Pero que, a su vez, incluían ciertas guardas geométricas que les eran características.



Kolla



Ubicación de los Pueblos Originarios en el NOA


Se denomina Kolla (Colla o Coya) al conjunto culturalmente sincrético y homogéneo de pueblos indígenas andinos originarios de las provincias del Noroeste de Argentina, principalmente Jujuy, Salta y Catamarca. Pero también los hay en la región de Atacama en Chile. El proceso de particularización identitaria dio lugar al restablecimiento de la identidad de varios pueblos.


En el conjunto cultural Kolla, inicialmente se restableció la singularidad y su posterior separación de los Diaguitas y Atacamas, y más recientemente la diferenciación de los Omaguacas, Ocloyas, Tastiles, Tilianes, Chichas, Toaras y Fiscaras, así como de grupos de habla quechua usuarios de este etnónimo.


El reino Kolla fue el más importante de los Aimaras que ocuparon parte de la meseta del Collao en Bolivia. Con el tiempo la palabra Colla se restringió a las áreas altiplánicas y al noroeste argentino. En Bolivia pasó a utilizarse en el oriente del país para generalizar peyorativamente o no a los indígenas que habitan o nacieron en el altiplano: Aimaras, Quechuas o Chichas.


 






Coquena


El (o la) Coquena es conocido como Yestay, Yastay o Llastay, Mago Coquena, el Guardián de las Majadas, el Tropero de las Nubes, el Tejedor de Brumas y Nieves, el Sembrador de Tormentas, Duende de Abras y Bosques, el Tata de los Cerros, el Músico de los Arroyos y Ríos. Es un ser mítico benigno entre Quechuas y Calchaquíes. Está en el Norte de Chile, en la Región de Atacama y el NOA en Jujuy, Salta y Catamarca. 


En las inmensas la Puna, los ganados están protegidos por un duende: el Yestay, que los defiende de las crueldades humanas. El Pueblo Kolla Cuenta que tiene cara de cholo y se viste con un casaca y un pantalón de vicuña. Lleva ojotas y un sombrero de ala ancha. Desde la altura observa a sus bestias. Sólo se ha escuchado su silbido, que es un llamado mágico. 


Su descripción varía, pero generalmente se lo representa al Yastay como un ser de baja estatura que usa un  gorro con orejeras (chujllo), poncho, sandalias y collar de víboras. Algunos refieren que tiene tez blanca, otros, que tiene cara de colla. También se le atribuyen dos manos, una de plomo para castigar y una de lana para acariciar a los animales.






También dice que el Llastay es un hombrecito retacón, de cara blanca y con barba. Según E. Bossi es lindo, elegante, lleva un sombrero ovejón y usa ropa tejida con lana, pantalón de barracán, con adornos demoro, camisita de lienzo y un collar de víboras relumbrando, calza sus pies con ojotitas con clavos de plata. Cambia su poncho todos los años para el Carnaval y entierra el viejo, donde tiene su tesoro escondido.


La gente no mata vicuñas ni llamas para utilizar su pelo, porque teme al Llastay, y prefiere cortar suavemente el vellón. Tampoco maltratan a las arrias, cuando bajan de los cerros cargadas de sal. El Pueblo Kolla Cuenta historias en las que él, haciendo justicia, le quitó las llamas a quien no las supo valorar. Y otras en que premió a los buenos pastores.


En tormentas de nieve, cuando el viento blanco amenaza cubrirlo todo, los pastores salvaron arriesgaron su vida por salvar a sus cabras en medio de la borrasca, se le atribuye a la intervención del personaje del Coquena. Él está ligado a todo lo que sucede en la región del Noroeste que, cuando llega un forastero, los locales con un gesto cómplice murmuran su nombre. 






Como protector de las vicuñas a él se le debe pedir permiso y dejar ofrendas antes de cazarlas.

En la comunidad indígena diaguita de la Región de Atacama en Chile, el Yastay es considerado el Rey de las guanacos, quien gobierna sobre los Relinchos (macho alfa de una manada de guanacos), vicuñas y otros animales que habitan en la cordillera de los Andes. 


El Yastay es un ser protector de la naturaleza. Es un ente sobrenatural capaz de correr más rápido que los animales. Esta capacidad le permite eludir las balas de los cazadores. Puede presentarse frente a los hombres como un guanaco de gran tamaño, blanco, o de fuego. Este ser tiene la capacidad de murarse en un hombre con rostro es grotesco y ojos de puma y voz poderosa. 


El Llastay en forma humana puede ser advertido, porque al caminar sus huellas en la tierra son de guanaco. Éste tiene también la capacidad de convertirse en viento para desaparecer. Puede ser benevolente con los humanos, permitiéndoles cazar guanacos machos que se han sido apartados de la manada. Esto ocurre sólo en situaciones extremas, como hambrunas o aislamiento por la nieve. 






De acuerdo con las comunidades Diaguitas del Valle de Huasco, el Coquena no permite la caza de los chulengos (crías) o las hembras, quien lo hiciera, debía  esperar castigo. Aunque raras veces aparece con aspecto antropomórfico, habitualmente se presenta bajo la forma de vicuña. Suele asistir en sueños a la gente que pasa hambre, dándole la ubicación de las manadas sin crías para que pueda ir a cazar. 


Además, El Pueblo Kolla Cuenta que el Yastay sería también guardián del tesoro incaico. Equivocadamente, con posterioridad sería también descrito como un duende en la cultura popular. Habita en la zona de la Puna (Salta y Jujuy) y se aparece a los pastores y a los cazadores de vicuñas que cazan con armas de fuego.


El Coquena es el patrón de los animales del campo y de los cerros, y sólo permite que la gente cace por necesidad y a la vieja usanza: rodeando las tropas con hilos y trapos colorados y boleándolas. Para pedirle permiso a hay que dejarle ofrendas. Marcelo Mirabal dijo que el Yestay es el hijo de la Madre Tierra, la Pachamama.






Los Kollas dicen tanto El Coquena como La Coquena y que ha nacido de la tierra y no tiene padre, ni madre. Es pequeño y se pasea en la noche, conduciendo una tropa de vicuñas. Las correas con que ata las cargas de plata y de oro en el lomo de sus animales son víboras. Lleva metales preciosos de distintas minas de la Puna hacia el Cerro Sagrado de Potosí para que esas riquezas nunca se agoten.


Ante el hombre el Coquena desaparece: no es más que aire o espíritu y quedan las bestias solas. Se las reconoce, porque tienen el lomo, mojado de sudor. Un encuentro con él es funesto, presagia la muerte o una desgracia. Y cuando se aparece ante un cazador de su ganado, si no lo hace por hambre, sino para vender sus cueros, las mata sin otra necesidad que la comercial, lo castiga.


Entonces sucede que Coquena mata a quien caza con propósitos comerciales, o lo castiga severamente de algún otro modo. A veces la sola aparición del Yastay es suficiente para que el cazador furtivo o desobediente del mandato, caiga muerto en el mismo lugar en donde lo encontró. Sobre estos castigos  hay muchas anécdotas.









 El pueblo cuenta N° 43 Año 3 ABRIL   2021 Texto: Alicia Grela Vázquez Imagen: Elsa Sposaro La Salamanca SUMARIO La Salamanca El duen...