El pueblo cuenta


N° 14  Año 2 
Noviembre de 2018

Texto: Alicia Grela Vázquez
Imagen: Elsa Sposaro




SUMARIO

Irupé
La Mariposa



Irupé  

Leyenda guaraní 

Ramona Galarza - Como la Flor del Irupé






El Pueblo Guaraní Cuenta algunas variadas leyendas sobre el Irupé (plato que lleva el agua), aunque no son tantas como sus muchos nombres. Esta hermosa planta acuática es propia de los humedales de los Esteros del Iberá y los ríos Paraná y Paraguay, donde recibe distintas denominaciones como: Victoria regia y Loto gigante. 


Irupé 


La Lingüística, con los resultados de múltiples estudios  semiológicos, morfológicos, semánticos y pragmáticos ha aportado información (aunque discutida)  sobre la etimología del término Irupé. Pero es el Folclore, otra rama de la Antropología, la que sirve de base para esta aproximación a esta historia. 


Irupé 


El Irupé es una de las flores más curiosas de la flora mesopotámica. De tiempos remotos los pobladores de esa región elaboraban un pan delicioso con los  exquisitos granos de su fruto.
Pero más ricas aún fueron las inspiradas narraciones a que dio lugar. Aquí van dos diferentes versiones para considerar y disfrutar. 



Irupé –Jesús Felipe 


Estrella (Yasí Ratá) disfrutaba con la visión nocturna del cielo poblado de astros y especialmente amaba a la Luna. Esto quizás se debiera a que la jovencita había nacido con un mal incurable que en muchos aspectos la limitaba. Tal vez compensatoriamente desde pequeña quería a nuestro único satélite natural y vivía por y para ella.  


La Luna


Las noches en que este bien amado cuerpo celeste no aparecía, ella las pasaba enteras insomne y llorando. Y cuando aquella, surcaba pálida y raudamente la inmensidad tachonada de estrellas, la joven enamorada vestía sus mejores galas, para disfrutar de ese singular y celeste idilio. Se veía entonces hermosísima,  con el halo sobrenatural que a su rostro le daba la luz de su amante. 


Estrella (Yasí Ratá) y la Luna


Así se amaron por mucho tiempo. Hasta que un día Yasí Ratá harta ya de vivir tan lejos de su celestial amante, en su desesperación decidió ir en su busca. Subió a uno de los árboles más altos y desde allí le tendió los brazos para que su amor la recogiera. Pero su enorme esfuerzo fue inútil.  


Estrella (Yasí Ratá) y la Luna

Entonces Yasí Ratá bajó y trepó hasta alcanzar  la cima de la montaña más alta y allí esperó el paso de la Luna, pero también fue en vano. Descorazonada por el fracaso, desesperanzada y vencida volvió al valle.  Anduvo por allí un largo tiempo. De sus pies heridos, desgarrados tanto por las piedras como por las espinas, manaba abundante sangre. 


Pies heridos 

En su esforzada marcha llegó a un lago de aguas claras. Estrella se miró en ellas y vio su figura reflejada junto a la de la Luna. Eso era maravilloso. Sin dudarlo ni por un solo instante, se arrojó a sus brazos virtuales. Pero la ilusoria imagen se desvaneció y las aguas se cerraron sobre ella cubriendo para siempre sueño su imposible. 


Estrella (Yasí Ratá)

El buen dios Tupá, compadecido de aquel gran amor, transformó a Yasí Ratá en Irupé, que con sus hojas en forma de disco lunar que mira hacia el cielo en procura de su ideal. Por la noche la flor cierra sus pétalos cubriendo así las heridas de Estrella. Pero, cuando la Luna aparece, se abre como si platicara con ella. 


Irupé 


Irupé, La Flor de la Luna 


Otra versión de la leyenda de la flor del Irupé habla del amor entre dos jóvenes que formaban una pareja envidiable: la dulce y hermosa Morotí (Blanca) y el fuerte y valiente Pitá (Rojo). Dicen que un día mientras ellos paseaban por las orillas del río Paraná, ella (para vanagloriarse ante sus amigas) arrojó su brazalete para que él lo 
rescatara. 


Morotí y Pitá 


Para presumir, Morotí les dijo a sus compañeras que Pitá iría a recogerlo, ya que él la amaba tanto que no soportaría verla triste por la pérdida de ese objeto. Las amigas le dijeron que era muy peligroso, pues el río allí era muy bravo.  Sin embargo, a esto ella respondió que él era el mejor nadador y que por su amor se lanzaría al rescate. 


Morotí y Pitá

Luego Morotí llamó urgentemente a su enamorado, quien pronto se lanzó a las aguas.  Pero Pitá no volvió a subir a la superficie. Ella desesperada mandó a llamar al chamán para que le dijera qué había sucedido con él. El brujo después de observar y analizar el río, dijo que Pitá estaba bien. 


Pitá 


Pero también agregó que el joven estaba en el fondo de las aguas con  I-Cuña-Payé, la  hechicera de los ríos. Esta prodigiosa encantadora se había enamorado de él y le había prometido todas sus enormes riquezas a cambio que se quedara allí con ella.  Y Pitá, confundido,había aceptado su insólita propuesta.  


Chamán 

Morotí aconsejada por el chamán de la tribu se sumergió también, para buscar bajo las aguas a su amado Pitá. Pasó tiempo y ninguno de ellos volvió verse en la superficie de las aguas. Pero, sin embargo, al amanecer los guaraníes notaron que sobre ellas flotaba una rara planta con una flor más extraña aún. 


Irupé - Gerónimo Rodríguez 


El agorero tribal la interpretó como un símbolo. Los dos enamorados habían encarnado en los pétalos, según sus propios nombres: en los blancos, la bella Morotí y en los rojos, el galán Pitá. Esta historia inspiró versiones literarias y plásticas, como la obra Irupé, realizada en tinta y acrílico por el artista Gerónimo Rodríguez. 


La leyenda de la flor del Irupé 







La Mariposa Leyenda Guaraní 

  
 

Mariposa





La tribu del cacique Taguató tenía, según el Pueblo guaraní Cuenta, las doncellas más bonitas. Por esa razón muchos guerreros de otras, se acercaban con regalos para casarse con alguna de ellas e incorporarse a ese grupo. Panambi era considerada como la más bella y coqueteaba con todos, los encantaba y luego los desdeñaba.

Panambi


En un mal día llegaron los blancos. Al tiempo los invasores se enfrentaron con los aborígenes en una batalla sangrienta. Después de finalizada, Taguató y los suyos volvieron como vencedores, habiendo hecho algunos prisioneros. Entre ellos había un apuesto joven rubio, de cabellos dorados y ojos de color azul celeste. De él Panambi se enamoró a primera vista.

Conquistadores

Añá (la principal figura maligna) aconsejó a los brujos tribales a quemar a los invasores. A la mañana siguiente, cuando fueron a buscarlos para incinerarlos, descubrieron que el blondo soldado no estaba allí. Había desaparecido. Panambi, con sus encantos sedujo a los guardias que lo custodiaban y así consiguió liberarlo.


Añá


Transcurrido un tiempo los bravos de Taguató encontraron el cuerpo sin vida de Panambi, la hermosa enamoradora. El extranjero la abandonó poco después  de su liberación. Ella que continuaba queriéndolo, lloró durante días hasta que murió al pie de una enredadera conocida como isipó.          


Isipó


Los guerreros guaraníes que la hallaron vieron que sobre ella revoloteaba un insecto bellísimo, con grandes alas que parecían iluminadas con luces de varios colores. Era la mariposa que acababa de nacer  y que rápidamente iba cambiando de flor. Se posaba alegremente en cada una y volaba de inmediato a la siguiente, como anteriormente bajo otra forma (la de Panambi) la querida joven, la cuñataí, lo hiciera.


Panambi – Gloria Marecos

                                                     
La historia guaraní de la mariposa ha sido recogida (y modificada) de la hallada en el libro Leyendas y supersticiones de Serafín J. García, que fuera publicado en Montevideo en 1968 y cuya Primera Parte está dedicada a las Leyendas Americanas. También ha servido como Fuente el Diccionario de Mitos y Leyendas del Equipo NAyA, que se puede consultar en: http://www.cuco.com.ar/



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

 El pueblo cuenta N° 43 Año 3 ABRIL   2021 Texto: Alicia Grela Vázquez Imagen: Elsa Sposaro La Salamanca SUMARIO La Salamanca El duen...